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miércoles, 19 de noviembre de 2008

El verdadero problema de los socialistas Europeos

Europa redescubre Keynes

Es una afirmación formulada por el Ministro británico de Hacienda, el muy liberal Alistair Darling. “Los Gobiernos del mundo entero, recurren a enfoques abandonados hasta hace poco a las mazmorras de la historia”. Estos enfoques, son la intervención del Estado en la economía, el recurso a ayudas industriales específicas, la reactivación por los gastos presupuestarios - todo lo que el liberalismo, resumidamente, había condenado desde la mitad de los años setenta en una furia de desregulación, privatizaciones y retroceso organizado del poder público cuyos cinco continentes pagan hoy el precio.

“El Estado no es la solución pero el problema”, martillaban los liberales pero al final de octubre se invirtió la fórmula que vuelve a ser, de hecho, “el Estado no es el problema pero la solución”.


Comencemos por Alistair Darling. “Los mercados cambian, la política debe cambiar por eso”, explicaba en un mismo discurso, hecho para anunciar una subida de las inversiones públicas y el abandono, coyuntural por supuesto, de las “reglas de oro” que había decretado a su antecesor, el actual Primer Ministro Gordon Brown, limitando la deuda pública al 40% del PIB y sólo admitiendo los créditos para la financiación de inversiones duraderas.

Pocas horas antes, un diario alemán publicaba una entrevista del Comisario responsable europeo de la industria, Günter Verheugen, en la cual proponía que se concedan “algunas ventajas fiscales” y préstamos con una tasa reducida a la industria automóvil.

Avanzada por Francia, esta idea, en primer lugar, había hecho arrugar las cejas en muchas capitales europeas. “El Estado no debe tener un rol, el dirigismo esguince a la competencia etc. etc…” pero, las dificultades económicas precisándose, los liberales han tenido que admitir que había urgencia, ante el crecimiento del desempleo y a las ayudas masivas que los Estados Unidos, sobre todo, van a aportar a sus propios fabricantes.

Guardia de los Tratados, la Comisión admitió que era necesario prestar la mano a las marcas europeas y no fuera todo. Algunas horas más tarde, anunciaba que presentará, el 26 de noviembre, un “plan completo de reactivación” que debería implicar un refuerzo de los medios del Banco Europeo de Inversiones y el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo así como una aceleración de las ayudas a las regiones europeas más desfavorecidas.

Eso se llama, claramente, de la inversión pública, a cancillera alemán anunciaba medidas de apoyo a la coyuntura - la misma cosa - mientras que la Comisión aún, cada vez más intervensionista, garantizaba que se mostraría flexible ante los déficit nacionales y se comprometía en una ayuda financiera a los Estados miembros más amenazados por la crisis.

Europa se vuelve keynesiana

Era absolutamente previsible y es mejor ya que es en políticas económicas comunes que defenderá sus intereses y se afirmará.


El modelo Socialista Español

En España, PSOE y PSC felicitan y congratulan Nicolás Sarkozy por su gestión de la crisis, mientras que los socialistas franceses se pelean por saber quien va tomar el poder sobre el aparato, las dos candidatas están de acuerdo sobre todo, salvo quien debe ser la nueva secretaria general, y en particular declaran que el bueno modelo que quieren aplicar es el modelo español. Las peleas de poderes impedían la construcción de un modelo de gobierno creíble, la facilidad consiste a mostrar el modelo español como modelo del socialismo francés.

El modelo español tiene sus propios meritos, la transición y la recuperación económica de España es un modelo único y ejemplar en el mundo, ahora queda cerrar la transición y propulsar España dentro de los líderes en Europa como en el mundo, pasar del estado de ser un vagón del tren del progreso a ser unas de las locomotoras.


Estoy convencido que frente a un cambio de época España tiene un oportunidad histórica para renovar el proyecto socialista europeo.

Por ser el único gobierno socialista en el poder en Europa en fecha de hoy, esta situación convierte el gobierno español en el punto de mirada, y de esperanza de las fuerzas progresistas de Europa.

Con la dificultad que cuando un partido político gobierna, existen muy pocos espacios para la auto-critica, existen asignaturas pendientes que pueden a corto plazo, estropear este modelo Español tan querido:
  • Política Industrial: Los grandes proyectos
  • Relación con los países emergentes, en particular la relación con America latina.
  • La inmigración: ¿Suerte para la economía o culpable de la subida del paro?
  • La integración de los inmigrantes y de los comunitario: Educación, Sanidad.
  • Sin hablar del pilar de toda democracia: Un justicia independiente y libre de presión política.
El lamentable espectáculo de los socialistas franceses

Lágrimas de risa o bien lagrimas de cocodrilo, que satisface o que aflige, los sinsabores y divisiones de los socialistas franceses, se olvida demasiado deprisa lo que pudo prescindir sobre otras casillas del tablero político, lo que pasa, ahora mismo, en bien otros partidos de la izquierda europea y la increíble violencia, sobre todo, de las enseñanzas primarias americano.


Cada cuatro años, meses durante, los aspirantes a las investiduras demócratas y republicanos luchan a muerte en los Estados Unidos entre candidatos de un mismo partido. Rumores organizadas, sobreexplotación del menor bichero o de una torpeza de expresión, para devaluar el otro todo es bueno y, en primer lugar, esta impaciencia que debe excavarse las vidas para descubrir una relación ocultada o una borrachera a quince años.

La política americana no es una jugada de mah-jong, en la realidad de batallas fratricidas, la derecha francesa supo hacer mejor mucho que los socialistas, cuando Georges Pompidou torpedeaba a Jacques Chaban-Delmas, que Jacques Chirac jugaba la izquierda contra Valéry Giscard de Estaing, que Edouard Balladur traicionaba a Jacques Chirac o que Nicolas Sarkozy y Dominica de Villepin buscaban, y siguen buscando, a eliminarse uno u otro.


La política es raramente elegante y, sobre el fondo, los desasosiegos de los socialistas franceses no son de ningún modo más profundos más que los de la izquierda italiana cuyo recentrado no impidió la vuelta de Berlusconi o que los de los socialdemócratas alemanes, gobernando en coalición con la derecha pero que no saben elegir, para las próximas elecciones, entre una vuelta a la izquierda y una sujeción en el centro.


Bien más allá de las clavijas entre “Ségolène”, “Martine” y “Bertrand”, el verdadero problema de los socialistas, todo lo que hay de más serios, es la crisis, general, de la socialdemocracia europea.


El primero de sus problemas es que, desde hace veinte años, ya no estuvo en condiciones, en ninguna parte, de seguir reforzando las protecciones sociales en cuanto la aparición de nuevas economías creó nuevas competencias, fundadas sobre salarios ridículos y una total ausencia de protección del Trabajo.


El reparto cambió radicalmente. Las izquierdas no podían hacer más lo para el cual existan y son votadas: El Socialismo.


Entonces, intentaron casar flexibilidad y protección, con más o menos éxito. La mayoría de las izquierdas europeas sólo conseguían revolver y dar borrosidad a sus imágenes y, último golpe, en varios meses de crisis internacional, la defensa del Estado, las normas y la inversión colectiva - su patrimonio ideológico - se convirtió en el recurso esgrimido por todas las fuerzas políticas, patronatos y liberales en cabeza.


Eso no ayuda a las izquierdas que seguirán no acoplar mientras no incluirán y no habrán hecho incluir que el único medio de inventar y de imponer una justicia social adaptada nuevas en condiciones de producción está reconstruir un poder público de tamaño continental, de tamaño europeo, en condiciones ya instaurar una relación de fuerza con un Capital sin fronteras.


El internacionalismo del Kapital adelanto el internacionalismo socialista y progresista.

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