Vinculos Google

jueves, 12 de junio de 2008

Los tres retos de las izquierdas europeas

Cuando hay demasiados candidatos a un puesto, es que nadie es sobresaliente para imponerse sobre los otros.
El problema de los candidatos a la dirección del partido socialista francés es que ningún ellos aún no se elevó sobre la batalla diciendo a la izquierda las razones de sus dificultades, en Francia como en toda Europa.


La primera dificultad es que estamos mas allá de tres décadas después de la guerra, a este corto paréntesis durante el cual el miedo de la URSS y el auge de la reconstrucción habían permitido en el Trabajo imponerse al Capital la extensión continua de los acuerdos sociales.
En la actualidad, el dinero no tiene ya miedo de nada, ni de los tanques soviéticos, ni de una Gran Noche. Puede deslocalizar el empleo e invirtió la relación de fuerzas entre el Trabajo y el Capital.
El desempleo como el final de las grandes concentraciones trabajadoras, el debilitamiento sindical que se siga como los verdaderos retos que lanzan a las empresas occidentales de nuevas tecnologías y nuevos competidores con costes de producción ridículos.

La segunda dificultad es que el Occidente, precisamente, no domina ya el mundo. Ante las potencias emergentes, estos países occidentales donde se habían afirmado, al mismo tiempo, las libertades y la industria no están ya sola de decidir.
Desarrollo económico y dictadura política: un nuevo modelo pesa así cada vez más pesado sobre la escena internacional.
Allí también, la relación de fuerzas cambió y no está, por lo tanto, solamente al desmantelamiento acelerado de las protecciones sociales a que asiste una izquierda impotente. Es también a un conflicto frontal de la democracia que el siglo de las Luces, luego las revoluciones americanas y francesas han sido los fermentos de la izquierda europea. Habían hecho un ideal universal, así a menudo ridiculizado pero incontestado.

La tercera dificultad de las izquierdas es que los Estados naciones no pueden ya ser el marco del compromiso social. En cuanto la economía no tiene más de fronteras, ninguna ley nacional no ofrece más protecciones inevitables. No es sino que el Estado “no puede todo”, como lo había dicho Lionel Jospin, pero que es de sobra inútil hostigarse a hacer evolucionar sus leyes ya que no puede tanto, en realidad, más mucho él pesa poco en un mercado mundializado.

Hay una conclusión que extraer de estas tres dificultades, un orden del día que debe proponerse.
Si las izquierdas europeas quieren aún poder defender sus ideales políticos y sociales, su tarea cardinal debe ser, hoy, trabajar en la unidad política de Europa. Debería ser su prioridad ya que solamente un poder público de tamaño continental podrá imponer al mercado mundial y solamente una Europa potencia podrá llevar la libertad en un siglo en que las dictaduras toman tanto músculo económico.
En fracaso en casi toda la Unión ya que no tienen nada de creíble a proponer dentro de sus fronteras nacionales, las izquierdas europeas deben unirse cuanto antes en un único partido paneuropeo, encontrarse aliados, conquistar la mayoría al Parlamento de Estrasburgo y tomar en manos la Comisión de Bruselas para hacer lo que Roosevelt había hecho la Casa Blanca: el instrumento de un “New Deal”.

No hay comentarios: